viernes, 13 de abril de 2012

Ya hace algunos años… Primeros hormigueros artificiales (1/4).

Algunos lectores de este blog me han comentado que echan de menos las entradas con etiqueta “Mis hormigas y hormigueros”… Al respecto quiero confesaros que conforme pasa el tiempo y aumenta mi experiencia, me doy más cuenta de que las colonias de hormigas cautivas rara vez desarrollan la misma actividad que en plena naturaleza; es fácil llegar a esta conclusión: En la naturaleza, las hormigas tienen que buscar alimento constantemente, han de defenderse contra competidores (de la misma especie o no) y además están las inclemencias meteorológicas. Todo ello condiciona su comportamiento, haciéndolo sin duda más “rico” o por lo menos variado en libertad.

Es por ello que progresivamente estoy abandonando o mejor dicho, “disminuyendo” la tenencia de colonias de hormigas en mí domicilio. Exceptuando la necesidad justificada por algún experimento puntual, ya solo mantengo algunas colonias que por su espectacularidad o compromiso adquirido en su día (ver por ejemplo esta entrada) sí merecen la pena el mantenerlas.

Por ello voy a iniciar una corta serie de entradas donde describiré mis primeros hormigueros artificiales, hechos con lo que tenía o encontraba “a mano” en aquellos momentos.

Este que muestro hoy, es uno de mis primeros hormigueros realizado con sencillos materiales; un vaso de plástico transparente de 650 cc. con tapa del mismo material, escayola, un poco de aceite vegetal para “desmoldar”, pintura, una “dremmel” como herramienta para tallar las galerías y tiempo...

Gracias a un buen amigo, Santiago Castillo, pude concluir una corta serie (12 ejemplares) de este tipo de hormigueros. El objetivo era tener varios hormigueros artificiales, económicos, pero sobre todo (en aquel momento), era importante que fueran compactos (con la “cámara de forrajeo” incluida), apilables en filas y columnas pero sobre todo, que no ocuparan mucho espacio. En mis primeros “pasos mirmecológicos” resultaron muy adecuados para los objetivos perseguidos, pero a medida que fui profundizando en la observación y estudio de “mis” inquilinas (*), hubo que evolucionar y dar un paso adelante.

Este es el esquema de este modelo de hormiguero artificial (Click en la imagen, aumenta su tamaño):



Leyenda:
1.- Tapa plástica
2.- Zona de forrajeo
3.- Bloque escayola tallado y pintado
4.- Zona reservorio de agua
5.- Vaso plástico
6.- “Asa” para sacar el bloque de escayola.


Como también comenté en una anterior entrada, más tarde relegué este tipo de hormigueros por dos razones fundamentales; no eran ampliables (a no ser conectando uno a otro) y además con el tiempo me fui dando cuenta de que la escayola junto a la humedad y los restos de comida suelen dar como resultado… ¡Hongos! que no son ni muy higiénicos ni visualmente nada atractivos. A pesar de estos inconvenientes, alguno de estos hormigueros acabó en las aulas de algún colegio (y en uno de ellos aún sigue allí). Son apropiados sobre todo si se emplean para especies con no demasiadas necesidades de humedad, p. ejem. Messor barbarus.

Detalle de una colonia de Crematogaster scutellaris

Bueno, solo quería dejar constancia de algunos de mis primeros pasos en el diseño y realización de hormigueros además de dar de nuevo las gracias a Santi por su tiempo y paciencia… De todas formas, pienso que “los ratos” invertidos al principio para diseñar estos hormigueros, se convirtieron luego en experiencia y, gracias a ello, creo que posteriormente mejoré bastante estos hormigueros artificiales “caseros” en los que mantengo todavía algunas colonias de hormigas y termitas.


(*): ¡A veces dudo de quién es el inquilino de quién! :-)